Recientemente, por todo tipo de escenarios, se establece la oportunidad de expresar y de concientizar sobre la no discriminación en todas sus formas, con el fin de reconocer y aceptar la diversidad existente en la humanidad. La discriminación tiene varias maneras de presentarse, y dependiendo de nuestra propia idiosincracia, consciente o incoscientemente, permanente o eventualmente, podemos caer en alguna forma de discriminación. Aquí platico una de ellas, la aplicable a las personas con capacidades especiales o incapacidades, de las cuales se podrían clasificar en motoras, psíquicas y sensoriales. Hablaré de las motoras.
La discapacidad motora, se presenta cuando hay alteración en el aparato locomotor debido a un mal funcionamiento de los sistemas nervioso, muscular, y/o óseo-articular. Esta alteración dificulta o imposibilita la movilidad funcional de una o varias partes del cuerpo.
Puede ser transitoria, por ejemplo, debido a inmovilizaciones por traumatismos o permanente como las producidas por procesos infecciosos como la poliomielitis, por malformaciones neurológicas, ya sea proveniente en el nacimiento o generada en vida en accidentes.
Todas esas personas con capacidades diferenciadas, son iguales al resto nosotros en lo general, no son más ni menos que uno mismo, pues de alguna forma todas padecemos alguna incapacidad, ya que nos desarrollamos más en lo que tenemos más habilidad, capacidad y gusto, dejando atrás subdesarrollado lo que nos presenta incapacidad, dificultad y falta de gusto, por lo que conocer esta condición, nos obliga a no tener que presentar descriminación a las personas que probablemente le sea más notoria o evidente algún tipo de incapacidad.
Algunas personas tienen algunos problemas como el de hablar y/o de leer, y que le devienen efectos en la respiración y el razonamiento, para estas personas se les presentan situaciones de discriminación en sus escuelas, en adición a los problemas implícitos en el propio desempeño de su enseñanza, tareas y de contestar algunas preguntas que les hacen sus maestros.
En los deportes esas personas tienen algunos problemas de correr, caminar y de coordinación, y al no encajar en lo que el deporte exige, o al presentar menor progreso en relación con los compañeros, lo cual los lleva a sentirse alejados, e inevitablemente sentirse discriminados. Esas personas en su vida tienen algunos problemas al sentir que los critican todo el tiempo y en todos lados se burlan de ellos. Creen que tienen el poder de criticarlos porque son más fuertes, que piensan de mejor manera, y en general, que hacen las cosas mejores que ellos.
Mi opinión es que todos somos iguales, no podemos criticar a ningún tipo de personas, molestarlos y hacerlas menos que uno mismo, mucho menos podemos compararlos. Todas las personas tenemos diferentes formas de pensar y de hacer las cosas. ¿te has preguntado que no puedes hacer física o mentalmente? ¿o qué antes podías realizar y ahora ya no? Si tu respuesta es si a una o más cosas, entonces tienes una incapacidad en ello, por lo que de ahí te podrías preguntar ¿me agradaría recibir discriminación por eso?
La discriminación se termina cuando aceptamos que todos de alguna manera tenemos una o varias incapacidades, cuando respetamos las de unos y esperamos respeto de los otros. Todos tenemos diferentes formas de pensar, de hacer las cosas cotidianas, de la escuela, del trabajo, en los deportes; vamos a tener mayores o menores problemas en nuestras vidas privadas y conseguiremos los objetivos de forma más lenta y/o con más dificultades, pero ¡y qué más da! No tenemos prisa. Aceptemos con gusto nuestras diferencias e incapacidades, y encontremos la riqueza en la diversidad humana, tal vez sin saberlo, en ello resida la felicidad.
André Gómez Rodríguez